LA PEDAGOGÍA DE LAS CUMBRES
Dentro del estilo educativo del Hogar, el contacto con la naturaleza, en especial con la montaña, es de capital importancia para la formación humana de los jóvenes que queremos educar. Como nos decía san Juan Pablo II:
«Por esto deseo también a vosotros, jóvenes, que nuestro crecimiento 'en edad y sabiduría' tenga lugar mediante el contacto con la naturaleza. ¡Buscad tiempo para ello! ¡No lo escatiméis! Aceptad también la fatiga y el esfuerzo que este contacto supone a veces, especialmente cuando deseamos alcanzar objetivos particularmente importantes. Esta fatiga es creativa, constituye a la vez el elemento de un sano descanso que es necesario, igual que el estudio y el trabajo»
Además, la montaña nos lanza la mirada al cielo, y, si nos dejamos enseñar, nos descubre nuestra pobreza y nos susurra la riqueza inmensa del amor de Dios. En numerosos escritos, el Padre Morales, al igual que Abelardo de Armas, nos han legado este nexo entre las cumbres y Dios:
"¿Quieres conocer a Dios? Mira en tu derredor. Montañas, cascadas, bosques, mares, mesetas. Le verás jugando en los niños y sonriendo en las flores".
"Cuando te extasíes ante la naturaleza, reclama siempre la presencia del Autor".
"Dios se revela en el silencio, habla en las bellezas de la naturaleza".
La pedagogía de las cumbres es, en definitiva, una herencia que hemos recibido y en la cual seguimos profundizando, como puedes combrobar en el editorial y en las palabras de nuestro Mayor que aparecieron en el número 5 de nuestra revista Alcor:
Las peregrinaciones tratan de prolongar el espíritu campamental. Stabat Mater, desde el Hogar Stabat Mater, organiza regularmente peregrinaciones para jóvenes. Se trata de favorecer el contacto con la naturaleza, el cultivo de las virtudes humanas y espirituales, conviviendo mientras se suceden las jornadas de camino hacia la meta, habitualmente un santuario Mariano (Lourdes, Fátima), o algún lugar espiritualmente significativo (Javier, Loyola), donde se concluye con unos días de convivencia.